
Elvira y Ernesto hacen su entrada triunfal por el pórtico del salón de fiestas, repleto de parientes e invitados. Los recién casados habían sugerido al disc-jockey que pusiera el clásico “It’s my life”, de Bon Jovi, pero el DJ, no muy avezado en discos de rock (como todo DJ) hace sonar la versión del álbum “This left feels right”, y la gente, estupefacta, comienza a abandonar el recinto, dejando sola a la pareja con toda la comida, el cotillón y una torta de siete pisos sin estrenar. El flamante matrimonio sobrevive apenas unos escasos días hasta el accidente fatal que pone fin a su viaje de bodas.
Randall, un científico que estudia a los pandas en los bosques de China, decide llevar para una expedición el álbum de grandes éxitos de Bon Jovi que un colega le ha obsequiado. Le parece buena idea animar con música a estos simpáticos animalitos en serio peligro de extinción, mas, como sabe mucho de zoología y poco y nada de hard-rock, les hace escuchar el éxito “Livin’ on a prayer”, pero en la versión del CD “This left feels right”. Sin explicación aparente, los pandas se despiertan de su apacible letargo y seguidamente caen como fulminados. Toda la comunidad es aniquilada y Randall se queda atónito, restregándose la barbilla.
Giovanna logra vender una costosa mansión en la isla de Capri a unos entusiastas compradores estadounidenses. El día de la operación, reúne a los interesados en su oficina, no teniendo mejor idea que reproducir en su estéreo la célebre balada “Bed of roses” para crear buen clima. Al no disponer del disco “Keep the faith”, no tiene más remedio que poner la adaptación incluida en “This left feels right”. Los potenciales adquirentes se levantan enfurecidos de sus asientos y se esfuman por la puerta de servicio. No sólo se pierde un negocio récord en la historia de los bienes raíces, sino que los compradores le inician una demanda millonaria por daños. Giovanna se embarca en un carguero pakistaní y desaparece del mapa.
Si “This left feels right” es un álbum que reúne los más grandes triunfos de la banda de Sayreville, New Jersey, ¿por qué razón fue el causante de tamañas adversidades?
Simplemente por un motivo inapelable: como a la banda se le habían terminado las luces hacía mucho tiempo, a algún manager se le ocurrió la “bendita” idea de readaptar sus más grandes sucesos y reunirlos en una especie de rejuvenecido “lo mejor de” para intentar recuperar el público perdido por tanto disparate editado con anterioridad, como “Crush” o “Bounce”. Sin embargo, los temas fueron tan vilmente arruinados y tan pésimamente arreglados, que casi dan por tierra una carrera de más de un cuarto de siglo, sólo en pos de un capricho monetario. He ahí el efecto malévolo de este delito auditivo, repleto de baladas empalagosas, de un gusto tan infame que harían dar arcadas a un médico forense con tendencias coprófagas. “Bad medicine”, “Lay your hands on me”, “You give love a bad name”, “Keep the faith” y otros tantos números otrora significativos -más los indicados ut-supra- fueron rearreglados en una veta tan acústica y parsimoniosa, que harían que un James Taylor parezca un astro de speed-metal en comparación, y tan ‘hortera’ y pueril, que lograrían que, a su lado, un Miguel Bosé se eleve al estatus de mártir anarquista.
Bon Jovi es un grupo que no ha gozado ciertamente del favor del consumidor masculino de heavy metal, pero sí del femenino de baladas tiernas, una audiencia siempre ávida de nuevos príncipes azules. Una agrupación que cimentó su gloria, en gran parte, gracias al carisma indudable del carilindo de John Francis Bongiovi (alias Jon Bon Jovi), lo que la llevó a vender una cantidad apabullante de discos a lo largo y ancho del Globo, pero que, luego de varias obras muy discutibles, llega a 2003 con las mentes de sus creadores vacías de inspiración y llenas de sedantes, para producir este oprobioso y miserable álbum de fallida “nostalgia”. Y no hablemos ya del título, que traducido sería “Esta izquierda se siente derecha”, lo que constituye toda una declaración de principios en sí misma.
Por último, sepan que este desastre marcó el rumbo inflexible de futuras porquerías, como el pegajoso “Have a nice day” y el excesivamente country “Lost highway”, que hundieron a la banda más y más en el hondo légamo cochino, sitial del que dudo que vuelva a levantarse alguna vez.
n
Advertencia: Hay un conocido dicho que reza: “los asientos de los managers están tapizados con piel de músico”. Si amás este álbum y sos manager, podría tocarte en suerte la parte de la espalda de algún buen guitarrista de hard rock. Pero si adorás este disco, y sos fan del antiguo Bon Jovi, seguro que te corresponderá un trozo del culo de algún percusionista de salsa.
Randall, un científico que estudia a los pandas en los bosques de China, decide llevar para una expedición el álbum de grandes éxitos de Bon Jovi que un colega le ha obsequiado. Le parece buena idea animar con música a estos simpáticos animalitos en serio peligro de extinción, mas, como sabe mucho de zoología y poco y nada de hard-rock, les hace escuchar el éxito “Livin’ on a prayer”, pero en la versión del CD “This left feels right”. Sin explicación aparente, los pandas se despiertan de su apacible letargo y seguidamente caen como fulminados. Toda la comunidad es aniquilada y Randall se queda atónito, restregándose la barbilla.
Giovanna logra vender una costosa mansión en la isla de Capri a unos entusiastas compradores estadounidenses. El día de la operación, reúne a los interesados en su oficina, no teniendo mejor idea que reproducir en su estéreo la célebre balada “Bed of roses” para crear buen clima. Al no disponer del disco “Keep the faith”, no tiene más remedio que poner la adaptación incluida en “This left feels right”. Los potenciales adquirentes se levantan enfurecidos de sus asientos y se esfuman por la puerta de servicio. No sólo se pierde un negocio récord en la historia de los bienes raíces, sino que los compradores le inician una demanda millonaria por daños. Giovanna se embarca en un carguero pakistaní y desaparece del mapa.
Si “This left feels right” es un álbum que reúne los más grandes triunfos de la banda de Sayreville, New Jersey, ¿por qué razón fue el causante de tamañas adversidades?
Simplemente por un motivo inapelable: como a la banda se le habían terminado las luces hacía mucho tiempo, a algún manager se le ocurrió la “bendita” idea de readaptar sus más grandes sucesos y reunirlos en una especie de rejuvenecido “lo mejor de” para intentar recuperar el público perdido por tanto disparate editado con anterioridad, como “Crush” o “Bounce”. Sin embargo, los temas fueron tan vilmente arruinados y tan pésimamente arreglados, que casi dan por tierra una carrera de más de un cuarto de siglo, sólo en pos de un capricho monetario. He ahí el efecto malévolo de este delito auditivo, repleto de baladas empalagosas, de un gusto tan infame que harían dar arcadas a un médico forense con tendencias coprófagas. “Bad medicine”, “Lay your hands on me”, “You give love a bad name”, “Keep the faith” y otros tantos números otrora significativos -más los indicados ut-supra- fueron rearreglados en una veta tan acústica y parsimoniosa, que harían que un James Taylor parezca un astro de speed-metal en comparación, y tan ‘hortera’ y pueril, que lograrían que, a su lado, un Miguel Bosé se eleve al estatus de mártir anarquista.
Bon Jovi es un grupo que no ha gozado ciertamente del favor del consumidor masculino de heavy metal, pero sí del femenino de baladas tiernas, una audiencia siempre ávida de nuevos príncipes azules. Una agrupación que cimentó su gloria, en gran parte, gracias al carisma indudable del carilindo de John Francis Bongiovi (alias Jon Bon Jovi), lo que la llevó a vender una cantidad apabullante de discos a lo largo y ancho del Globo, pero que, luego de varias obras muy discutibles, llega a 2003 con las mentes de sus creadores vacías de inspiración y llenas de sedantes, para producir este oprobioso y miserable álbum de fallida “nostalgia”. Y no hablemos ya del título, que traducido sería “Esta izquierda se siente derecha”, lo que constituye toda una declaración de principios en sí misma.
Por último, sepan que este desastre marcó el rumbo inflexible de futuras porquerías, como el pegajoso “Have a nice day” y el excesivamente country “Lost highway”, que hundieron a la banda más y más en el hondo légamo cochino, sitial del que dudo que vuelva a levantarse alguna vez.
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Advertencia: Hay un conocido dicho que reza: “los asientos de los managers están tapizados con piel de músico”. Si amás este álbum y sos manager, podría tocarte en suerte la parte de la espalda de algún buen guitarrista de hard rock. Pero si adorás este disco, y sos fan del antiguo Bon Jovi, seguro que te corresponderá un trozo del culo de algún percusionista de salsa.
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Bon Jovi, en concierto, tocando "It's my life" ante una audiencia llena de preciosas féminas. Una ocasión únicamente ideal para jóvenes desesperados por la caza mayor. Todas las demás personas que no estén en situación de celo, habrán de concluir que de este tipo de eventos no se puede obtener nada más.
OTROS EJEMPLARES DEL MISMO TENOR: "Crush" (2000), "Bounce" (2002), "Have a nice day" (2005), "Lost highway" (2007) y "The circle" (2009).
ANTIDOTO: "New Jersey" (1988).