The Rock and Roll Hall of Shame

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2/10/07

QUEEN - Hot space


Porque Paul Vulcano lo pidió…
Porque mi mujer también lo pidió…
Porque todos los bienintencionados del mundo lo pidieron…
Y bien consciente de que esto pueda granjearme enemistades ineluctables, aquí les traigo el más esperado comentario del peor disco de 1982, y uno de los más decepcionantes de la historia del rock. Damas y caballeros… El inefable “HOT SPACE”, de Queen.

¡Ay, por Lucifer! Cuando veo a esa gente con camisas Chevignon a cuadritos, sweaters Legacy anudados al cuello, pantalones de gabardina pinzados Cacharel y relojes TAG Heuer, comprando el DVD “Live at Wembley” y afirmando circunspectos que “Innuendo” es una obra maestra, no puedo más que imaginarme disparando una M240G, perforando sus cráneos y salpicando con sus sesos las paredes del supermercado.
¿Acaso nadie les habló nunca de “Queen”, “Queen II” o “A night at the opera”? ¡Por los bigotes de mi concuñada! Ella, con su minúsculo cerebro, tiene más onda que esta siniestra patraña comercial. ¡Milli Vanilli tiene más onda que esto!
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La década de los ‘80s fue muy difícil de asimilar para los artistas consagrados en los ‘70s. La new wave, el synth pop y la segunda invasión británica, encabezada por artistas como Duran Duran o Human League, inundaron las radios con un sonido pop liviano y bailable, pensado para ser remixado y sonar en las discotecas hasta el día del Apocalipsis. La encrucijada que se le presentó a las bandas de rock sinfónico que brillaron en la década anterior no debió haber sido menor. Planteos tipo: “Muchachos: ¿nos sumamos al nuevo sonido o ignoramos al resto del mundo y nos seguimos creyendo la mitomanía de ser dioses de un género muerto?”.
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Estoy de acuerdo con que el grupo tenía que cambiar. Si no cambiás, pasás automáticamente a ser considerado artista de nostalgia. Pero bien, como se demostró en “The game”; no así.
Está claro que luego de enamorarse perdidamente de los Estados Unidos y vender millones de copias con este último vinilo, Queen decidió subir la apuesta y hacerle caso a cierto muchachito, aún negro, que se perfilaba como el máximo suceso comercial de la década y que los instaba a abrazar el nuevo sonido. El muchachito era, claro está, Michael Jackson, y el nuevo sonido del que hablaba, consistía en canciones pensadas exclusivamente para la pista de baile. El propio Michael señaló más tarde que “Hot space” inspiraría a su vez a “Thriller”.
Bajo estos parámetros, Queen grabó un disco como nunca lo había hecho hasta entonces. Acudió a los vientos de Arif Mardin para ponerle sabor a la ridículamente bailable “Staying power”, se entregó de lleno al pop de sintetizadores en la espantosa “Body language”, recurrió a las innecesarias e impersonalísimas baterías electrónicas para la mediocre “Action this day”, y repartió nefastas influencias funk y disco por aquí y por allá. Y como si el mensaje no hubiera sido lo suficientemente claro, Brian May tituló “Dancer” a una canción, a la vez que Freddy Mercury imitó a Prince en la relajada (de relajo, no de relax) “Cool cat”.
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Y esto no fue todo. Queen bastardeó su propia tradición, pues “Hot Space” está repleto de otras bacterias perniciosas. “Las palabras de amor” es una de las baladas más cursis de la carrera del cuarteto británico, “Put out the fire” respeta la más recalcitrante insistencia seudo-rockera de la banda, y “Life is real” es un emotivo pero fútil homenaje a John Lennon. Como si esto fuera poco, el disco contiene una absoluta basura como es “Back chat”, y cierra impunemente con “Under pressure”, la insufrible colaboración de Queen con David Bowie, una de las canciones más previsibles y redundantes del pop.
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Para la prensa el disco fue un desastre. Para algunos fans, una herejía. Para mí sigue siendo una afrenta personal que exige una satisfacción en el campo del honor.
Y ni hablar de la tapa, que es sencillamente vomitiva. El álbum, como era de suponer, vendió muy poco (o al menos muy poco para los standards habituales de Queen) y le hizo pasar a la banda bastantes momentos de tensión, ya que el sello les refregó en la cara su fracaso en las discotecas, nada menos. Yo, si hubiese publicado un trabajo así, me habría suicidado.
n
Epílogo: Si tenés “Hot space” en tu batea, vos sos de esas personas que cuando llaman a una agencia de remís, dicen: “Buenas noches, ¿me manda un remís?”. Y sí... Bueno sería que te manden un Exocet.
g
Quiénes pueden ser tan necios
como para ponderar "Back chat",
cuando hay temas más recios
como el genial "Great king rat".



OTRO EJEMPLAR DEL MISMO TENOR: "Flash Gordon" (1980)
ANTIDOTO: "A night at the opera" (1975)