
La agrupación yanqui más rimbombante de todos los tiempos, dueña absoluta de todos los récords de ventas, de permanencia y de... DESTREZA. Semillero de verdaderos acróbatas y temerarios de la pista circense más dinámica y estimulante de las últimas tres décadas. Por eso, hoy no hablaremos de seriedad, ni de sobriedad, sólo de un concepto: la alta pirotecnia, y de un género único: el gym-metal.
Nada de poses malignas, ni de oscuros senderos de algún bosque congelado noruego. Acá, únicamente fitness, energía y carretillas repletas de verdes y frescos dólares. Tantos como para pagar las mejores groupies del mundo, los desmanes en hoteles, y para construir la más grande piscina en forma de guitarra que se haya visto (hay que ver el trampolín que hace de palanca).
¿Quién puede decir que un show de Van Halen no es entretenido? ¿Quién puede dejar su cuerpo quieto al escuchar “Panama” o “Hot for teacher”? ¡Hey! ¡Dije que no! No es el día para hablar de calidad o profundidad. Esto es puro rock bulto a la yanqui, insisto. Y déjenme sentir, por una única vez, pura adrenalina y sensación física. Quiero bailar, quiero saltar, quiero volar por el aire, quiero…
¡Sesudos del rock! Aléjense de esta banda. ¿Qué? ¡Dejá de hablar ya, vos, fan de Radiohead, que no estamos en una biblioteca! Esto es un vestuario donde se preparan para entrenar cuatro superestrellas que van a batir sus propias marcas de salto en alto.
¿Hay algo más excitante que irse de juerga con un playboy como David Lee Roth? ¿Se puede no afirmar que Eddie Van Halen es el David Copperfield del ‘tapping’, que Alex en la batería es un espectáculo aparte, y que Michael Anthony… bueh... es el tipo que desentona por completo, cuya imagen está más emparentada con el sindicato de los matarifes que con una banda de arena-rock? Claro que no es culpa de Anthony. Es que simplemente le tocó estar con tres de los tipos más facheros del rock and roll.
¿Importó acaso que David haya abandonado el equipo en 1985? Otro acróbata más elástico que él ocupó el rol de cantante. ¿Cómo? ¿Que Sammy Hagar es un payaso de circo? ¿Y de qué estamos hablando, boludín?
Los mejores años de la banda los detenta David, pero Sammy se la bancó por mucho tiempo, editando con sus compañeros equilibristas un bodrio tras bodrio que, sin embrago, a la hora de la facturación, resultaban tan efectivos como las aclamadas ‘biblias’ de la era Roth.
Encima, en 1996, Sammy Hagar era echado a patadas del grupo, y el nuevo vocalista-trapecista-malabarista-atrapa balas de cañón (ver la tapa) resultaba ser…
Damas y caballeros… Con ustedes… ¡El hombre sin talento! ¡Gaaaryyy Cheeeroneee!
Si, Gary Cherone, ex-Extreme, tal vez la única banda de metal de la que se tenga memoria que pasó a la historia por haber tenido un único éxito consistente en… ¡una balada acústica! Me refiero a “More than words”, coincidentemente, un lento muy apetecido por los frecuentadores de gimnasios.
Así las cosas, el resultado de este “Van Halen III” fue catastrófico. Un desastre comercial sin precedentes, que hizo que los fans, que habían aborrecido en su momento a Hagar, imploraran por su regreso. Es que Cherone, a pesar de su potente voz, no era aquel de Extreme, sino una burda parodia gritona de sí mismo, no encajando en absoluto en el formato de 'gym-metal'. Y sin un buen domador de leones al frente del grupo, la carpa se desplomó, igual que este álbum para el vómito perpetuo, donde todo el grupo suena como si fuera su propia banda tributo, pero de tercera categoría.
Comenzamos este desguace con la edulcorada intro pianística “Neworld”, sigue “Without you”, que es un mala fotocopia de cualquier canción del álbum “1984”, “One I want” intenta ser buena, pero las letras de Cherone la arruinan, “From afar” es el único tema que funciona como una unidad, “Dirty water dog” fue devastada por Eddie con su caprichosa insistencia de mezclar efectos de cítara en un solo rockero. Con respecto a “Once”, el guitarrista decía que quería componer un tema que fuera igual de bueno que “Red rain”, de Peter Gabriel. Bueno, pues lo logró, copiándola nota por nota. “Fire in the hole” contenía todos los ingredientes para ser una buena canción de rock, pero fue inutilizada por una pésima producción. “Josephina” apesta a mediocridad, “Year to the day” es la parte 2 de “Feelin’”, del álbum “Balance”. “Primary” es otra intro donde se vuelve a abusar de las cítaras truchas, “Ballot or the bullet” quedó arruinada por las letras de Cherone, y “How many say I” no es sólo la peor canción de Van Halen, sino la peor canción jamás compuesta por banda alguna.
Este fue el último álbum grabado hasta la fecha por el grupo. Un final indigno, pero... no todo está perdido. ¡David Lee está de regreso! Y Wolfgang Van Halen, el hijo de Eddie, de 17 años, es el nuevo bajista. ¿Estaremos salvados?
n
En síntesis: A falta de animales en los circos modernos, buenos son los acróbatas. A falta de buenos discos en la carrera de Van Halen, buenos son los libros.
g
"Without you" es lo que elegí,
cuyo video nos mata de frío.
Gary Cherone suena baladí
y nos hace el cuento del tío.
OTROS EJEMPLARES DEL MISMO TENOR: "OU812" (1988) ó "Balance" (1995).
ANTIDOTO: "Van Halen" (1978).
Nada de poses malignas, ni de oscuros senderos de algún bosque congelado noruego. Acá, únicamente fitness, energía y carretillas repletas de verdes y frescos dólares. Tantos como para pagar las mejores groupies del mundo, los desmanes en hoteles, y para construir la más grande piscina en forma de guitarra que se haya visto (hay que ver el trampolín que hace de palanca).
¿Quién puede decir que un show de Van Halen no es entretenido? ¿Quién puede dejar su cuerpo quieto al escuchar “Panama” o “Hot for teacher”? ¡Hey! ¡Dije que no! No es el día para hablar de calidad o profundidad. Esto es puro rock bulto a la yanqui, insisto. Y déjenme sentir, por una única vez, pura adrenalina y sensación física. Quiero bailar, quiero saltar, quiero volar por el aire, quiero…
¡Sesudos del rock! Aléjense de esta banda. ¿Qué? ¡Dejá de hablar ya, vos, fan de Radiohead, que no estamos en una biblioteca! Esto es un vestuario donde se preparan para entrenar cuatro superestrellas que van a batir sus propias marcas de salto en alto.
¿Hay algo más excitante que irse de juerga con un playboy como David Lee Roth? ¿Se puede no afirmar que Eddie Van Halen es el David Copperfield del ‘tapping’, que Alex en la batería es un espectáculo aparte, y que Michael Anthony… bueh... es el tipo que desentona por completo, cuya imagen está más emparentada con el sindicato de los matarifes que con una banda de arena-rock? Claro que no es culpa de Anthony. Es que simplemente le tocó estar con tres de los tipos más facheros del rock and roll.
¿Importó acaso que David haya abandonado el equipo en 1985? Otro acróbata más elástico que él ocupó el rol de cantante. ¿Cómo? ¿Que Sammy Hagar es un payaso de circo? ¿Y de qué estamos hablando, boludín?
Los mejores años de la banda los detenta David, pero Sammy se la bancó por mucho tiempo, editando con sus compañeros equilibristas un bodrio tras bodrio que, sin embrago, a la hora de la facturación, resultaban tan efectivos como las aclamadas ‘biblias’ de la era Roth.
Encima, en 1996, Sammy Hagar era echado a patadas del grupo, y el nuevo vocalista-trapecista-malabarista-atrapa balas de cañón (ver la tapa) resultaba ser…
Damas y caballeros… Con ustedes… ¡El hombre sin talento! ¡Gaaaryyy Cheeeroneee!
Si, Gary Cherone, ex-Extreme, tal vez la única banda de metal de la que se tenga memoria que pasó a la historia por haber tenido un único éxito consistente en… ¡una balada acústica! Me refiero a “More than words”, coincidentemente, un lento muy apetecido por los frecuentadores de gimnasios.
Así las cosas, el resultado de este “Van Halen III” fue catastrófico. Un desastre comercial sin precedentes, que hizo que los fans, que habían aborrecido en su momento a Hagar, imploraran por su regreso. Es que Cherone, a pesar de su potente voz, no era aquel de Extreme, sino una burda parodia gritona de sí mismo, no encajando en absoluto en el formato de 'gym-metal'. Y sin un buen domador de leones al frente del grupo, la carpa se desplomó, igual que este álbum para el vómito perpetuo, donde todo el grupo suena como si fuera su propia banda tributo, pero de tercera categoría.
Comenzamos este desguace con la edulcorada intro pianística “Neworld”, sigue “Without you”, que es un mala fotocopia de cualquier canción del álbum “1984”, “One I want” intenta ser buena, pero las letras de Cherone la arruinan, “From afar” es el único tema que funciona como una unidad, “Dirty water dog” fue devastada por Eddie con su caprichosa insistencia de mezclar efectos de cítara en un solo rockero. Con respecto a “Once”, el guitarrista decía que quería componer un tema que fuera igual de bueno que “Red rain”, de Peter Gabriel. Bueno, pues lo logró, copiándola nota por nota. “Fire in the hole” contenía todos los ingredientes para ser una buena canción de rock, pero fue inutilizada por una pésima producción. “Josephina” apesta a mediocridad, “Year to the day” es la parte 2 de “Feelin’”, del álbum “Balance”. “Primary” es otra intro donde se vuelve a abusar de las cítaras truchas, “Ballot or the bullet” quedó arruinada por las letras de Cherone, y “How many say I” no es sólo la peor canción de Van Halen, sino la peor canción jamás compuesta por banda alguna.
Este fue el último álbum grabado hasta la fecha por el grupo. Un final indigno, pero... no todo está perdido. ¡David Lee está de regreso! Y Wolfgang Van Halen, el hijo de Eddie, de 17 años, es el nuevo bajista. ¿Estaremos salvados?
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En síntesis: A falta de animales en los circos modernos, buenos son los acróbatas. A falta de buenos discos en la carrera de Van Halen, buenos son los libros.
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"Without you" es lo que elegí,
cuyo video nos mata de frío.
Gary Cherone suena baladí
y nos hace el cuento del tío.
OTROS EJEMPLARES DEL MISMO TENOR: "OU812" (1988) ó "Balance" (1995).
ANTIDOTO: "Van Halen" (1978).