
¿Cuántos Aries se necesitan para cambiar este disco?
R: Sólo uno, pero se requerirán muchas horas extra de grabación. Como los Aries son tan bestias, todo lo hacen puré.
¿Cuántos Tauro hacen falta para cambiar el mismo disco?
R: Ninguno. A los Tauro no les gusta cambiar nada y sus actividades favoritas son comer y descansar.
¿Cuántos Géminis se necesitan para que cambie el disco?
R: Dos, claro. Van a tardar hasta fin de año, pero cuando terminen, el maldito disco va a servir como frisbee, va a cortar metal, va a tener una función social y hasta sonará como a ellos se les cante.
¿Cuántos Cáncer se necesitan para cambiar este disco?
R: Sólo uno, pero éste tendrá que pasar tres años en terapia para sobrellevar la terrible pérdida por la desaparición de la versión original.
¿Cuántos Leo se precisan para cambiar el disco?
R: “¿Qué? ¿Estás loco? Un Leo no cambia discos”. Buscará el sonido de álbumes consagrados que logren ambientar su presencia en el escenario mientras sus fans lo aclaman.
¿Cuántos Virgo se necesitan para cambiar este triste disco?
R: Veamos... Uno para escucharlo, otro para tomar nota de cuándo se arruinó la propuesta inicial y la fecha en que fue grabado, otro más para preparar con mucha pulcritud la nueva sesión, y diez más para remodelar el estudio donde se remasterizará, por todas las imperfecciones que se oyen.
¿Cuántos Libra se requieren para cambiar el mismo disco?
R: “Bueno... En realidad no sé, pienso que primero deberíamos ver si de verdad está tan mal. Tal vez sólo uno, si fuera un álbum corto... O dos, si el técnico no tiene química con el artista, o tres, si...” ¡Decisión, Libra!
¿Cuántos Escorpio son necesarios para cambiar el disco?
R: “¿Por qué querés saberlo? ¿Sos policía vos? ¿Y yo qué hice? ¿Y por qué lo tengo que cambiar? ¿Qué tenés en mi contra? Está bien, lo voy a hacer. Total, mi opinión no cuenta. Pero no importa, igual yo te quiero mucho”… etc. etc. (Y te va a manipular y a hacer sentir tan culpable que terminarás grabándolo vos.)
¿Cuántos Sagitario se necesitan para cambiarlo?
R: “Existe un orden universal, el sol brilla, la vida es un misterio… Aún no sabemos qué fue primero, si el huevo o la gallina... ¿Y vos te preocupas por cambiar un simple disco?”
¿Cuántos Capricornio se necesitan para cambiar el maldito disco?
R: Ninguno. Los Capricornio no cambian discos, a menos que sea un buen negocio.
¿Cuántos Acuario se requieren para cambiar este disco?
R: Van a aparecer cientos de acuarios, todos compitiendo para ver quién será… ¡el único en lograr la buena música en este mundo!
¿Cuántos Piscis se necesitan para cambiar el mismo disco?
R: “¿Cómo? ¿Qué el disco no es bueno? No me di cuenta. Con razón estaba distraído. No, no tengo por qué aterrizar, si estoy bien así. ¿Y se puede saber de qué disco me hablás?
Acá no hay cambio posible, pues nada podrá enmendar este paradigma del improperio cultural que cometió la banda insignia del más sobreproducido rock progresivo.
Una sola cosa les pido, amigos. Sean del signo zodiacal que les haya tocado en suerte, por todos los astros que nos rigen, por el respeto que nos profesamos, por el sol que nos ilumina, por sus seres queridos, por la vida misma, y por lo que más aprecian: NO SE ACERQUEN A MENOS DE 17 KM. DE ESTA PAPARRUCHADA.
En la historia de la música existen álbumes malos, existen álbumes pésimos, y también existe “Under wraps”. Esta obra tiene menos valor que la salmuera que conserva el último picle del frasco. Por otra parte, no alcanzarán las lágrimas de 1000 penitentes para redimir este infortunio, ya que, mediante este descalabro, la pierna antes erguida de Ian Anderson fue amputada sin anestesia, la buena flauta se convirtió en termómetro rectal, el folk y el blues desaparecieron en un pozo ciego insondable, y las guitarras fueron donadas a Cáritas.
Todo para dar cabida a una vil añagaza de baterías electrónicas utilizadas de la manera más timorata, sin olvidarnos de la exorbitante maraña de sintetizadores que rige en este monumento al disgusto ochentista, el peor álbum de Jethro Tull, y que dio lugar a que Anderson se dedicara de lleno a la cría de salmones.
No siempre la actualización es sinónimo de evolución, sobre todo si se mezcla synth-pop con anacrónicas muecas sinfónicas. Creo que hay artistas que, con tal de verse rejuvenecidos, pueden hacer más el ridículo que Horangel moderando una convención de otakus.
Ya puede Pendragon interpretar su mejor ska, ya puede Marillion componer su definitiva balada en italiano, y ya puede IQ arreglar su más ilustre bachata, que lejos estarán de empatar en absurdo esta pérfida muestra de la electrónica más desacertada que se haya visto en nuestra galaxia.
n
Horóscopo final: AMOR: Con este disco no conseguirán pareja. SALUD: Esta obra los volverá impotentes. TRABAJO: No hay puesto disponible para los que aman este álbum. DINERO: Sólo el que obtengan por la devolución de “Under wraps”. ¡Suerte!
g
"Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda."
(Gabriela Mistral)
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda."
(Gabriela Mistral)
OTROS EJEMPLARES DEL MISMO TENOR: "Rock Island" (1989) ó "J-Tull dot com" (1999).
ANTIDOTO: "Thick as a brick" (1972).