The Rock and Roll Hall of Shame

Mostrando entradas con la etiqueta Neil Young. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Neil Young. Mostrar todas las entradas

6/10/07

NEIL YOUNG & CRAZY HORSE - Arc



Hay artistas que son capaces de jugarse una carrera prestigiosa en pos de un capricho, y otros que tienen tanto prestigio que salen airosos de una jugada de "poca carrera".
El primer caso sería el de David Bowie y su proyecto Tin Machine, y el segundo, el de Neil Percival Kenneth Robert Ragland Young (alias Neil Young), con su disco “Arc”.
Gloria, si las hay, de varios géneros del rock, esta leyenda pasó por bandas de antología, tales como Buffalo Springfield y Crosby, Stills, Nash & Young, nada menos, para derivar en una notoria y muy original carrera solista.
.
Vayamos al punto. Ustedes han sido testigos de cómo muchas bandas apolilladas de moto-macho-hard-rock, onda Bad Company, Steppenwolf o Blue Oyster Cult, finalizan sus temas largos mediante codas interminables, con todos los instrumentos sonando 'al mango' y al unísono por más de tres minutos, y que no hacen más que ponerlo muy ansioso a uno, deseando (por no decir rezando) que llegue esa última nota, flatulenta pero efectiva, que sólo sirve para arrancar las ovaciones deseadas. Ese ataque de narcisismo que también hemos visto en finales 'a todo trapo' de shows de bandas de pop adulto (caso Paul McCartney o Dave Matthews), que, luego de dos horas de baladas y un rock políticamente correcto, nos recuerdan que también hay sangre pasando por sus venas. Algo que, por el contrario, a AC/DC le sale de lo más natural, porque Angus y los suyos lo hacen en su medida justa, de manera honesta y creíble.
.
El caso es que Neil Young nunca estuvo exento de este tipo de finales, con aplicación desmedida de feedback, un detalle que, según me contó un “pajarón”, inspiró el sonido y el alma del grunge. Puede ser...
Ahora bien. Muy brutal, asesino, desconsiderado, amarrete de ideas, completamente nocivo y prescindible es este “Arc”, editado como un mero bonus disc del increíble álbum doble en vivo “Weld”, de 1991, pero luego “revalorizado” con los años como álbum independiente.
¿A quién pudo habérsele ocurrido editar un disco que contiene solamente puro ruido que no lleva a nada? Pues, en “Arc”, el sinsentido egomaníaco llega al paroxismo de la idiotez banal, al tratarse de un collage de -nada menos que- 35 minutos de estruendosos finales de canciones en vivo. Algo que ni siquiera entraría en la categoría de noise o death ambient experimental.
“¿A quién pudo ocurrírsele esto?”, vuelvo a preguntar. Y a quién, sino a nuestro amigo Thurston Moore, de Sonic Youth, claro. Aparentemente fue cuando Crazy Horse (la banda de Neil) compartió giras con los Youth, y Thurston estaba tan al pedo, que le sugirió a Young juntar en un disco todos esos finales de desmadre atómico que éste y su banda producían en escena, luego de una canción verdaderamente larga. Así se escuchan codas de canciones como “Like a hurricane”, "I wanna love ya", "Once I thought I saw you in a crowded hazy bar", "Love and only love", y demás clásicos de Young, cuyos pedazos tuvieron que ser repetidos más de una vez, intercalándose los mismos a lo largo de esta horrenda obra de (m)arte.
Nota: (m) equivale a mierda. No tengo nada en contra de la gente de Marte.
Cabe consignar que en la obra de Sonic Youth este engrudo habría pasado desapercibido como un experimento excéntrico más, pero en un disco de Neil Young esta idea resultó una aberrante felonía.
.
Luego de esto, el bueno de Neil volvería a sus raíces, y a lo que mejor que supo hacer siempre, es decir, ponerse el sombrero de cowboy, dejarse de joder con experimentos que no le quedan para nada bien, y cantar baladas con letras lacrimógenas.
n
Resumen: Nunca elijas este disco como uno de los diez a llevarte a una isla desierta. Se te podría volver realidad esa desgracia y seguro que lo tendrías en el bolsillo luego del naufragio, mientras que los otras nueve joyas quedarían en el camarote de tu barco ya hundido. A un actor que conozco le pasó algo parecido, pero con un avión. Y claro, una cosa era tener de camarada de infortunio a una pelota Wilson, y otra muy distinta es que te toque el álbum “Arc”. Porque Wilson al menos era una compañía y una contención, pero “Arc” te haría sentir más solo, desamparado y aterrorizado que nunca.
g
El clásico "Like a hurricane", plagado de estruendo inútil. Y sí, hay momentos en que pienso que ponerle distorsión a este cowboy sería como agregarle una turbina a un cóndor. Podría volar muy rápido unos segundos, pero al poco rato terminaría desintegrándose.



OTROS EJEMPLARES DEL MISMO TENOR: "Everybody's rockin'" (1983), "Landing on water" (1986) ó "Words and music" (2000)
ANTIDOTO: "After the gold rush" (1970)