The Rock and Roll Hall of Shame

Mostrando entradas con la etiqueta Sid Vicious. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sid Vicious. Mostrar todas las entradas

18/3/10

SID VICIOUS - Sid sings



Voy a iniciar esta temporada evocando a Gary, el chico genio de Filadelfia, que quería tener muchos amigos, pero que, debido a su gran inteligencia, terminaba siempre ahuyentándolos. Ya a los 14 años, Gary era un prodigio informático, solucionando problemas de low-level programming, mientras escuchaba a Matching Mole, György Ligeti y Anekdoten. Sin embargo, sabía que mientras las corporaciones lo perseguían con afán, su número de amigos nunca pasaba de cero.
Cierto día, su desesperante soledad lo llevó a querer reducirse la capacidad intelectual a fin de lograr algo de aceptación. A partir de allí, se sometió a diversas neurocirugías que le fueron quitando masa encefálica hasta hacer peligrar su raciocinio más básico, no obstante, la admisión en su grupo de pertenencia iba en aumento, pese a que su otrora exquisito gusto musical se había deteriorado hasta llegar a niveles infrahumanos.
El oído de Gary pasó por varios estilos, que descendían en categoría conforme se iba descerebrando. Así, atravesó momentos de indie, hard-rock, pop, reggae y power metal, sin omitir profundos acercamientos al reggaetón y la movida latina, ya en su total decadencia pensante.
Completamente vacío, se mudó a las montañas de Carolina del Norte, compró una escopeta, un sombrero de paja, un jean enterizo y comenzó a desperdiciar su tiempo mordisqueando pastos y disparándoles a las incautas perdices que atravesaban el condado. La vez que liquidó al caballo del gobernador, fue llevado a un manicomio, y es allí donde reside en la actualidad.

Gary: - Sí, ya sé que ahora soy un verdadero imbécil, pero no me importa. Tengo 6.343 amigos en Facebook, donde además poseo mi granja virtual. Perdí mi capacidad para discernir lo sublime de lo pésimo, pero ya no estoy más solo. Soy feliz, aunque lo único que pueda entender sea “Sid stinks”. (?)

“Sid sings” es el más importante álbum emanado del intérprete con menos IQ de la historia de la música. Pero veamos por qué fue de la preferencia final de nuestro Gary.
En este disco atroz, casi un bootleg, se oyen, con un sonido deplorable, varios covers irrespetuosos e inmaduros, destacándose “I wanna be your dog” (Stooges), “Stepping stone” (Monkees), “Chinese rocks” (Heartbreakers) y “Something else” (Eddie Cochrane), además de una versión muy amateur (aunque simpática) de “My way”, que está puesta aquí como un cuadrado dentro de un triángulo.
El artista no sólo hace el ridículo constantemente, sino que irrita con su actitud deleznable, mucho más que en Sex Pistols, banda a la que Sid no debió haber ingresado jamás, siendo que dejó un único disco oficial de intachable factura: “Never mind the bollocks”, obra fundamental del punk-rock, pero que debió conservar al sensato Glen Matlock, autor de varios de sus tracks, un factor que podría haber asegurado la continuidad del grupo.
Vicious le canta a un puñado de catatónicos en plena festichola, con una voz desconcertante, secundado por un grupo de apoyo que podría haber sido financiado por Matlock, en venganza por su injusto despido del combo londinense (No quedaba muy punk que éste dijera que amaba a los Beatles.). ¡Bien que lo fueron a buscar, 19 años más tarde, para el infame “Filthy Lucre Tour”!

Si Simon John Ritchie (alias ‘Sid Vicious’), hombre de minúsculo talento, cuya máxima influencia instrumental bien pudo haber sido Stu Sutcliffe, no fue una leyenda musical, sino únicamente un icono fortuito de su generación (además de un completo inútil, masoquista, cobarde, ladrón de jubilados, traficante, adicto incurable e imprevisto asesino), ¿qué sentido tuvo la edición de “Sid sings”, más allá de documentar una patología? Un descalabro que no aporta nada, salvo alimentar con mucho morbo un mito absurdo en sujetos semi-fronterizos, por parte de un triste MAMARRACHO, cuyo único mérito fue tener algo de carisma.

"Sid tocaba tan mal que teníamos que poner a uno de los roadies detrás de los altavoces para que tocara su parte de bajo", aseguraba Malcolm McLaren (su titiritero) en una entrevista con el Evening Star. En otro reportaje, Lemmy Kilmister declaraba que “intentar enseñar tocar el bajo a Sid fue una de las experiencias más frustrantes de mi vida”. Se ve que el tipo no era precisamente un genio. Lemmy también afirmaba que Vicious vendía LSD en los conciertos de Hawkwind. (¿Un pasado hippie? No me extrañaría de un espécimen tan errático.)

HOY QUIERO QUEDARME CON LA IMAGEN DE SID BAILANDO POGO EN EL ROXY… DESPUÉS DE TODO, ERA LO MEJOR QUE SABÍA SABER.
n
Prescripción: Cuántos usuarios de redes sociales se desesperan por tener muchos amigos y, casi inevitablemente, el camino para ello es descender mentalmente. Si en verdad quieren seguir los pasos de Gary, pero desean obviar costosas y riesgosas operaciones cerebrales, escuchen este álbum unas veinte veces. Resultado garantizado, pero… ¡nada de intentar escuchar después a Slint o Battles!
Con lo único que podrán es con Tokio Hotel.
g
Aquí tenemos a Sid bailando "Someone else" como la marioneta que siempre fue. Me encantó esta versión del ícono punk realizada con SIMS 2. No me extrañaría verlo algún día en Playhouse Disney bailando con Phineas y Ferb.


OTROS EJEMPLARES DEL MISMO TENOR: "Love kills NYC" (1985), "Never mind the reunion, here's Sid Vicious" (1997) ó "Better (to provoke a reaction than to react to provocation)" (1999).
ANTIDOTO: "Too fast to live..." (2004).