
Un disco cualquiera para estar en este blog tiene que mínimamente existir, como para ser considerado al menos una porquería, pues si no, sería la nada misma.
La tapa de este “Summer in paradise” es bastante digna. Esa es la razón por la cual lo considero un álbum, un producto, un objeto, una existencia, algo, y no un agujero negro en el espacio exterior. Nada más.
En esta abominación de 1992… ¡NO HAY UN SOLO WILSON! ¿Y qué son los Beach Boys sin un Wilson, al menos? Lo más parecido a un vil engaño playero. Un disco como éste no puede aparecer en 1992. No apenas un año después de la edición de “Nevermind”, de Nirvana, la obra clave de los noventas.
Estos son Mike Love, Bruce Johnston y Terry Melchor pretendiendo ser “The Beach Boys”, y pariendo el peor, el más indignante y banal de los discos del otrora famoso y prestigioso quinteto de Norfolk, California. Es decir, un solo miembro original. Es decir, un quinto de la banda que grabara los super éxitos surf que todos sabemos de memoria. Es decir “The”, a secas.
Todo parece forzado aquí, sobre todo por los sintetizadores ochentistas espantosos de Melchor (en plena década del ’90, dije), la pasteurizada hiperproducción, las melodías mediocres, la flaquísima instrumentación, las voces nasales rancias de Mike y Bruce, los coros susurrantes (“oooh, oooh, it's a loooove thing" o "that's where the girls are"), inocentadas inconcebibles a esa altura de la historia del rock. Agréguense a este guiso recalentado las letras archi-ridículas, con problemáticas retardadas, como ser aquella que reza: "It wasn't wrong, it wasn't right, they were just two ships passing in the night". (No fue malo, no fue correcto, ellos eran sólo dos barcos pasando en la noche), que retrata a una pareja de ¡¿adúlteros?! haciendo el amor y autojustificándose por ello.
En su totalidad, el álbum contiene canciones que intentan desesperadamente parecerse al milagroso mega-hit “Kokomo”, que levantó del sepulcro a la banda gracias al horrendo film “Coctail” (con Tom Cruise). Y lo peor es que arruinaron “Hot fun in the summertime”, el clásico “Under the boardwalk”, e inclusive aquel simpático primer single del grupo: “Surfin’”, desde una modalidad siniestra, de un hard rock fallido y patético, sin olvidar la peor ofensa que fue el desmantelamiento de la última canción compuesta por el fallecido baterista Dennis Wilson: “Forever”. Mike Love se la dio a John Stamos, un actorzuelo salido de la serie televisiva “Full house”, para que la cante con malintencionada devoción.
Todo esto es sencillamente INDIGNO de la banda que puso su nombre a una de las más grandes, refinadas y gloriosas maravillas que dio la música (si no la mayor). Me estoy refiriendo al legendario “Pet sounds”, de 1966, concebido por el enorme talento de Brian Wilson, quien en su momento les ordenó a sus compañeros que sólo se limitaran a cantar y no a tocar. Y menos a componer. ¿Acaso era Brian un vidente o un visionario más allá de la música? Sí, claro que lo era. Y lo es aún hoy. Y ni falta que le hace integrar este grupo de estegosaurios fracasados.
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Resumiendo: Si tenés este disco, cuando vayas al video club el próximo fin de semana, no alquiles “Goodbye, Lenin” o “Cinema Paradiso”. Vos tenés que alquilar “Bañeros 3: Todopoderosos”. ¡La vas a pasar bomba!
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Una de las mejores cosas que tiene YouTube es que se pueden ver los videos anulando completamente el volumen. Este es mi consejo para disfrutar de "Summer of love" -tema de la serie "Baywatch"-, por los ex-gloriosos "Bitch Voice".
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OTROS EJEMPLARES DEL MISMO TENOR: "Keepin' the summer alive" (1980), "The Beach Boys" (1985) ó "Still cruisin'" (1989).
ANTIDOTO: "Pet sounds" (1966).
ANTIDOTO: "Pet sounds" (1966).